Las células dendríticas tienen una función central en el sistema inmunitario: reconocen estructuras ajenas o malignas, e inician una reacción inmunológica precisa contra ellas. Por ende tienen una importancia central en la defensa tanto contra infecciones como contra tumores.
Por el descubrimiento de las células dendríticas y su función se condecoró a Ralph Steinman con el Premio Nobel de Medicina en el 2011.
Actualmente es posible generar monocitos a partir de las propias células dendríticas de los pacientes. En el laboratorio se carga los monocitos con informaciones sobre las propiedades del tumor y con señales de alerta para luego volver a suministrárselos a los pacientes en forma de vacuna. La vacuna causa una fuerte activación del sistema inmunitario del paciente y desencadena una reacción de defensa específica contra las células del tumor.
En la mira de la ciencia
Aunque desde el descubrimiento de las células dendríticas han pasado más de cuatro décadas, se las sigue investigando a nivel mundial. Se han iniciado cientos de estudios clínicos para su uso en la tumorografía y anualmente se publican miles de textos científicos sobre el tema.
Vacunas con células dendríticas: un logro clínico
La primera vacuna con células dendríticas fue admitida al mercado en mayo del 2010 en los Estados Unidos. Se trata del preparado Sipuleucel-T (Provenge®) contra el cáncer de próstata. En el 2017 también se aprobó en la India una vacuna DC autóloga (APCEDEN®) para tratar cuatro indicaciones de cáncer (próstata, ovarios, carcinoma colorectal y pulmonar no microlítico). Se espera se lo apruebe también para más formas de cáncer. El IOZK ha recibido un permiso oficial de producción para la vacuna IO-VAC®, la cual aplica exitosamente hace años.